sábado, 26 de marzo de 2016

JUEGOS TRADICIONALES O JUGUETES ELECTRÓNICO EN EL DESARROLLO DEL LENGUAJE


La comunicación de un bebé con sus padres comienzan mucho antes de que sepan decir palabras, y esto se da durante la lactancia, en la comida, baño y jugando. Esto es muy importante ya que favorecen el desarrollo del bebé y sobre todo el desarrollo del lenguaje, y los juguetes electrónicos podrían ser de poca ayuda ya que los bebés y padres se hacen receptores.

Los bebés y niños aprenden jugando, por ello los padres deben fomentar la interacción entre los juguetes: este es un perro, gua gua, la madre lo verbaliza y su bebé lo asimila, tratando de repetirlo o respondiendo con algún sonido. Pero los juguetes electrónicos rompen ese triángulo de aprendizaje, los padres usan menos palabras, generan menos conversaciones y menos respuestas de sus hijos(as) ya que el juguete actúa mientras padres e hijos miran o suelen decir simplemente ¡que bonito!. 

Los juguetes tradicionales - analógicos - provocan interacción verbal de calidad comunicativa ya que los bebés aprenden hablar y relacionarse escuchando a sus padres, se debe entablar turnos de diálogos durante el juego. Estas conversaciones desarrollan el lenguaje y sientan bases para la alfabetización; además, ayudan a aprender habilidades sociales, a interpretar roles y a aceptar el papel de los demás, escuchando, a través de la empatía.

Los juguetes electrónicos hacen que los padres se desconecten de sus hijos. Un ejemplo muy claro y cotidiano es cuando almorzamos con el televisor o celulares u otros aparatos electrónicos desplazando el uso del lenguaje entre padres e hijos.

Se recomienda los juegos físicos con otros niños o los libros ya que les posibilita socializar: conversar, jugar, compartir con sus amigos y familiares.  Los niños a través del juego aprenden  a conocer el efecto de sus reacciones cuando ganan o pierden, a negociar y resolver conflictos. Aprenden el valor de solidaridad, la unión, el perdón, la cooperación y el trabajo en equipo que son habilidades  necesarias para su desarrollo socio-emocional.


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