La comunicación de un bebé con sus padres comienzan mucho antes de que sepan decir palabras, y esto se da durante la lactancia, en la comida, baño y jugando. Esto es muy importante ya que favorecen el desarrollo del bebé y sobre todo el desarrollo del lenguaje, y los juguetes electrónicos podrían ser de poca ayuda ya que los bebés y padres se hacen receptores.
Los bebés y niños aprenden jugando, por ello los padres deben fomentar la interacción entre los juguetes: este es un perro, gua gua, la madre lo verbaliza y su bebé lo asimila, tratando de repetirlo o respondiendo con algún sonido. Pero los juguetes electrónicos rompen ese triángulo de aprendizaje, los padres usan menos palabras, generan menos conversaciones y menos respuestas de sus hijos(as) ya que el juguete actúa mientras padres e hijos miran o suelen decir simplemente ¡que bonito!.
Los juguetes tradicionales - analógicos - provocan interacción verbal de calidad comunicativa ya que los bebés aprenden hablar y relacionarse escuchando a sus padres, se debe entablar turnos de diálogos durante el juego. Estas conversaciones desarrollan el lenguaje y sientan bases para la alfabetización; además, ayudan a aprender habilidades sociales, a interpretar roles y a aceptar el papel de los demás, escuchando, a través de la empatía.
Los juguetes electrónicos hacen que los padres se desconecten de sus hijos. Un ejemplo muy claro y cotidiano es cuando almorzamos con el televisor o celulares u otros aparatos electrónicos desplazando el uso del lenguaje entre padres e hijos.
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